jueves, 23 de marzo de 2017

Silvetti Paz, Norberto


(Tucumán 6/6/1921 - La Plata, Buenos Aires 3/2/2005)

"En el polvo cesa el hombre y el signo de la muerte está acuñado
en nuestra frente como un juego profundo. Sin embargo mañana
o nunca volveremos a conversar, a respirar" N.S.P. 1961

GILGAMESCH

Roto por dentro, las raíces
del corazón expuestas al viento
de la memoria, parte
en la noche a buscar la hierba
de la inmortalidad en el reino
de su muerte, profético,
tal vez soñando. Muere
tres veces y tres veces renace en la dulce
mano largamente esperada,
y largamente rueda
de ternura en ternura al cielo
destruido de su carne.

Tal vez escuchó entonces llantos de pájaros,
o en míseras ciudades
quemado vio su cuerpo, su sombra,
blasfemado su nombre,
quemadas sus rodillas. Tal vez su boca
puso sobre mujeres bajo pórticos
donde una avara divinidad
vigila las tinajas
que los males y los bienes preservan.

En su jardín descansa ahora
bajo lacios robles que miran
y hacia el agua proyectan mundos.
Pronuncia nombres, ven sus ojos
desvelados correr la noche
por el desierto, tras el perro
de sus días, y los penachos de la muerte
trémulos coronar las alturas.

Así en la larga pausa de las palabras,
sentado a la mesa del sueño,
este guerrero, señor del tiempo,
bebe el vino del tiempo.
Ya llegará después el relámpago
a deshacerlo para siempre.

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ÁLAMOS

Beber un vino solitario,
a las seis, cuando el cielo
cristalino de octubre cae
lento y el día es
anónima medida, cifra
que cada cual recoge y dobla
como antigua carta de amor,
estéril, en la memoria;
beber sin nadie el vino,
beberlo como un símbolo
de amistad con lo otro
que comienza en el límite
de nuestra piel: es lo que llaman
algunos, estar solo,
otros, los que no saben
la destructiva labor del alma,
estar en armonía, acuerdo
consigo, satisfecho, incólume
como el canto de la cigarra.

Sombra, extravío o fronteriza
claridad descienden
sobre el que bebe, a cierta hora,
bajo el atardecer, su sangre,
profanando el secreto
o la esencia del límite
que instituyen la sangre y el vino
como un oscuro simulacro.

Luce en vano el externo sol, en vano
estremece hojas el viento,
tiembla el álamo y la retórica
paloma insinúa su alianza
del yo y el tiempo; en vano
desandaremos los caminos,
pediremos a la memoria
un perfume
o el resplandor de algunos ojos
amados y remotos;
las ramas de los sauces tocan
la sobriedad del agua: un día
nos iremos en vano.

De ensayos elegíacos, 1968

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EN LOOR DE LOS MUERTOS

Somos los muertos, aquí
no hay gloria ni trompetas, sólo
frágiles tumbas y viento huracanado
sobre esta tierra hostil
que aduerme a nuestros huesos, nuestras bocas
y manos y las frentes desnudas para abrir
en los cielos de la gloria
una brecha.

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--Poeta, escritor y traductor de griego y alemán.
--Profesor de Letras y Ciencias de la Educación (UNLP)
Perteneció a la generación del 40

OBRAS PUBLICADAS

1956 - El mundo extraño – Ediciones del Ministerio de Educación de La Plata
1957 - Las noches y la pena – Editorial Albatros
1959 - La tribulación y el reino – Del Autor
1961 - Poemas (plaqueta)
1968 - Ensayos elegíacos – Sudamericana
1976 - Cifras, signos, estaciones – Editorial Cuarto Poder
1994 - La noche de Odiseo y otros poemas – corregidor

PREMIOS

1957 - Premio de la Dirección de Cultura de la provincia de Buenos Aires y Faja de
           Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) por El mundo extraño
1964 - Beca Humboldt, otorgada por la Universidad de Bonn por traducir a poetas
           alemanes.
1968 - Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes por sus Ensayos Elegíacos
1982 - La Medalla Goethe de la República Federal Alemana
1987 - Segundo premio de poesía del concurso de la Fundación Fortabat

sábado, 15 de octubre de 2016

De Azcuénaga y Basavilbaso, Domingo Lino

(Buenos Aires 22/9/1758 - 29/4/1821)
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El mono enfermo

Cuentan que en Tetuán le sobrevino,
una noche a las doce, a un mono herrero,
por boca y narices,
un vómito de sangre repentino,
tan fuerte, que dos monos aprendices,
salieron en camisa, y sin sombrero,
por médico volando,
quedándose con él, en la herrería,
una mona, aguardando
al término fatal de su agonía.

Los dos monos hicieron
muy bien la diligencia; pero fueron
sus pasos escusados,
porque estaban los físicos resfriados.
El Doctor pierna tuerta, (alias tenaza),
dijo: vayan al Médico de casa,
y diciéndole que era un accidente
replicó: vayan, vayan brevemente.
El sabio Licenciado Boca-abierta
tenía dada orden, que la puerta
no abriesen de su casa, aunque pedazos
la hicieran, por llamarle, a aldabonazos;
Y el bachiller nombrado Pelos-rubios
dijo: que había tomado pedi-lubios;
de tal manera que, al venir la aurora,
llegando a la herrería los monitos
a darle la respuesta a su señora
la encontraron furiosa, dando gritos,
porque el enfermo ya en sueño profundo
se había ido a curar al otro mundo.

¡Quién, señores, creyera
que entre los monos médicos, se viera
tan poca caridad y amor tan poco!
Cualquiera lo creerá, sin estar loco,
porque no es menester (yo lo confieso),
El ir hasta Tetuán para ver eso.

Lección / Moraleja
Mordaz crítica a los médicos”

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Al censor de Buenos Aires

Señor censor;   mí amigo,   usted  no  sabe
En el berenjenal que se ha  metido.
Si nos lava la cara, es mal querido
De todo pensador discreto y grave
Si escribe la verdad, en cuanto cabe.
Es de todo  un pedante .aborrecido;
Con que así, opino,  que el  mejor partido
Es meterse en  su casa bajo llave.
Y aunque digan algunos rodaballos
Que es usted algo escaso de meollos,
No desperdicie  el  tiempo  en  impugnallos
Porque todos sabemos que hay criollos
Que se ponen a hacer el papel de gallos
Sin que puedan hacer papel de pollos

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Comerciante, jurisconsulto y poeta bonaerense,
considerado el primer fabulista argentino.

Obras publicadas

Desde mayo de 1801 hasta enero de 1802 publicó una fábula mensual en el Telégrafo Mercantil,

Sonetos
Décimas
Fábulas